La Derecha Se Devora a Sí Misma en un Menemismo Circular
La escena política argentina asiste, entre perpleja y hastiada, al espectáculo de la derecha devorándose a sí misma. Lo que en algún momento fue el PRO, el partido que encarnó la "nueva derecha" con Mauricio Macri, parece estar siendo rematado a precio de saldo por la motosierra libertaria.

Y en esta vorágine, los apellidos de siempre resurgen, configurando un menemismo circular que, más que una novedad, parece una burla a la historia.
La influencia de Karina Milei, la "Jefa" y hermana del Presidente, se consolida como el verdadero poder en la sombra. Su estrategia es clara: diluir al PRO hasta hacerlo desaparecer en una nebulosa "violeta" que, en los hechos, es la absorción total por La Libertad Avanza. Nombres como Cristian Ritondo y Néstor Grindetti, figuras históricas del macrismo bonaerense, son vistos como piezas descartables, susceptibles de ser cooptadas o marginadas si no se pliegan a la nueva hegemonía. La lealtad a un partido o a una trayectoria parece no importar frente a la necesidad de construir el "fenómeno Milei" por encima de todo.
El Cierre de Listas y los Fantasmas del Pasado
Las negociaciones y el cierre de listas para futuras contiendas electorales son el termómetro de esta implosión. Los tradicionales armadores del PRO, acostumbrados a imponer sus condiciones, ahora se encuentran desdibujados. En su lugar, emergen con fuerza los Menem —con Lule Menem, sobrino del expresidente, como operador clave— y los Santiago, viejos conocidos de la política riojana y de la primera presidencia del caudillo. Es como si el reloj político retrocediera décadas, trayendo de vuelta a los mismos actores y a las mismas lógicas de poder, pero con un envoltorio disruptivo y vociferante.
Lo más sorprendente es la inacción y la aparente claudicación de Mauricio Macri. El exmandatario, que en su momento se jactó de fundar un partido "moderno" y "liberal", observa cómo su criatura política es desmantelada sin oponer resistencia. "Ni Macri defiende a Macri", ironizan algunos analistas, sugiriendo que la "amistad" con Milei y el deseo de mantener alguna cuota de influencia le impiden defender el legado y los cuadros de su propio espacio. La obsesión por el poder, incluso en su declive, parece superar cualquier lealtad partidaria.
Un Peligroso Espectáculo para la Democracia
Este proceso es más que una simple reconfiguración de la derecha. Es el síntoma de una crisis de representación política profunda, donde los partidos tradicionales se desdibujan y los espacios se cooptan bajo lógicas personalistas y autoritarias. La promesa de "cambio" se reduce a un reciclaje de viejas prácticas y apellidos, mientras las verdaderas demandas de la ciudadanía —salarios dignos, acceso a la salud y educación, vivienda— quedan relegadas a un segundo plano.
El "remate" del PRO no es solo un ajuste de cuentas interno; es una muestra de cómo el sistema político argentino sigue girando en una espiral donde los intereses de las élites priman sobre las necesidades de las mayorías. La "bicicleta" no es solo financiera, sino también política, con actores y lógicas que vuelven, una y otra vez, a pedaleo firme para mantener los privilegios de los mismos de siempre. La pregunta es: ¿hasta cuándo el pueblo argentino será el espectador de esta obra, sin poder cambiar el libreto?