El hambre del pueblo, la ganancia de unos pocos: el gobierno ajusta para el capital mientras Molinos Río de la Plata amenaza con despidos masivos
La crisis que azota al gigante alimenticio Molinos Río de la Plata no es un hecho aislado, sino la cruda expresión de un modelo económico que privilegia las ganancias empresariales por encima de la vida de millones de argentinos y argentinas. Mientras el gobierno neoliberal profundiza el ajuste que castiga sin piedad a las mayorías populares, empresas como Molinos, que han amasado fortunas históricas, ahora amenazan con despidos masivos y un "plan de ajuste profundo" en su planta de Esteban Echeverría. Este escenario de desolación se replica en otras firmas como Verónica, SanCor, ARSA, La Lácteo y Tía Maruca, demostrando la bancarrota de un modelo que prometió crecimiento y solo trae miseria.

La excusa esgrimida por las patronales es el "derrumbe de la demanda" y el "aumento de los costos productivos". Sin embargo, la verdadera causa es la política de este gobierno: la licuación de salarios, el tarifazo y la eliminación de facto de los derechos laborales han pulverizado el poder adquisitivo del pueblo. ¿Cómo podría haber demanda si los trabajadores y trabajadoras no tienen un peso en el bolsillo? La "mano invisible del mercado" que tanto ensalzan los economistas del establishment es, en realidad, la mano visible de un gobierno que le quita el pan de la boca a los que menos tienen para engordar las arcas de los que más concentran.
El mismo gobierno que se niega a abrir paritarias, que recorta jubilaciones y desmantela la salud y la educación pública, es el que ahora mira para otro lado mientras empresas como Molinos Río de la Plata, una de las corporaciones alimentarias más poderosas del país, empujan a la calle a sus empleados. Los sindicatos y diversas organizaciones sociales han encendido las alarmas, denunciando la complicidad del gobierno con el empresariado, que busca aprovechar la crisis para disciplinar a la clase trabajadora y aumentar aún más sus márgenes de ganancia.
"Esta es la cara más cruel del ajuste", sentenció un referente sindical del sector alimenticio. "Mientras los CEO de Molinos se llenan los bolsillos, los trabajadores temen por su puesto de trabajo. No vamos a permitir que la crisis la paguen los mismos de siempre. Si la demanda se derrumba es porque este gobierno nos ha hundido en la pobreza".