Bancos y financieras en alerta: la crisis capitalista empuja a las familias a la cesación de pagos
La burbuja de la deuda familiar comienza a mostrar sus primeras grietas. Bancos y financieras han encendido las alarmas ante un incipiente, pero preocupante, aumento en la morosidad de los créditos personales y, especialmente, de las tarjetas de crédito. Lejos de ser un fenómeno aislado, esta situación es un síntoma inequívoco del recrudecimiento de la crisis económica que golpea a las mayorías populares, demostrando una vez más las falencias estructurales del sistema capitalista.

Mientras las grandes corporaciones bancarias acumulan ganancias astronómicas y los mercados financieros celebran los récords de la especulación, miles de familias se debaten entre comer y pagar las exorbitantes tasas de interés impuestas por un sistema diseñado para el enriquecimiento de unos pocos a costa del endeudamiento de muchos. La precarización laboral, los salarios estancados y la inflación galopante han convertido el acceso a la canasta básica en un lujo inalcanzable para un sector creciente de la población. En este contexto, el crédito deja de ser una herramienta de progreso para transformarse en una trampa que asfixia a quienes ya se encuentran en la cuerda floja.
"Es una realidad que no nos sorprende", afirmó Marta Rosales, referente de la Asamblea por el Derecho a la Vivienda. "Las familias recurren a las tarjetas y préstamos personales para llegar a fin de mes, para cubrir gastos básicos como alimentos o medicamentos. No son lujos, son necesidades. Pero el sistema los ahoga con intereses usureros. Ahora, cuando no pueden pagar, los bancos son los primeros en quejarse, pero ¿quién se queja por los millones que ganan a costa de nuestra miseria?".
La respuesta de los bancos y financieras no se hizo esperar: ya se habla de ajustar las condiciones crediticias y de profundizar las políticas de cobro, lo que se traduce en mayor presión y persecución para los deudores. En lugar de reconocer su responsabilidad en la creación de un sistema de deuda insostenible, el capital financiero busca descargar el peso de la crisis sobre los hombros de los trabajadores y trabajadoras, de las familias que ya no dan más.
Esta incipiente ola de cesación de pagos no es un problema individual, sino una manifestación colectiva del hartazgo y la imposibilidad de seguir sosteniendo un modelo económico que privilegia la ganancia por encima de la vida digna. Es una clara señal de que el modelo de acumulación capitalista, basado en la explotación y el endeudamiento, está agotado y solo genera miseria para las grandes mayorías.