El 1% de Hambre: El Gobierno Ahoga Salarios y Provoca a la Clase Trabajadora
En un ataque frontal a los derechos laborales y al poder adquisitivo de los trabajadores, el gobierno nacional, bajo el mando del ministro de Economía, Luis Caputo, profundiza su política de ajuste salvaje, imponiendo un techo del 1% a las paritarias. Esta medida, presentada con la falaz excusa de "contener la inflación", no es más que una declaración de guerra contra la clase trabajadora, buscando licuar salarios y profundizar la precarización en beneficio de las grandes patronales

La insistencia de Caputo en no homologar ningún acuerdo salarial que supere esta cifra irrisoria no solo demuestra un profundo desprecio por la lucha sindical, sino que además revela la verdadera cara de un modelo económico diseñado para empobrecer a la mayoría y enriquecer a unos pocos. Mientras la inflación sigue carcomiendo los bolsillos de las familias, el gobierno pretende condenar a millones de argentinos a la indigencia con incrementos salariales que no cubren ni el aire que respiran.
La tensión ya es palpable y creciente. Sectores clave como Empleados de Comercio y Camioneros están al límite, y con justa razón. ¿Cómo se le puede pedir a un trabajador que acepte un aumento del 1% cuando los precios de los alimentos, los servicios y el transporte no paran de subir? La respuesta es clara: no se puede. Esto no es un "plan antiinflacionario", es un plan para pulverizar los salarios, aumentar la ganancia empresarial y transferir aún más recursos del trabajo al capital.
El gobierno ha elegido su bando: el de los poderosos. Desconoce la historia de lucha de la clase obrera argentina y subestima la capacidad de respuesta de los gremios. Esta embestida contra las paritarias es una afrenta directa a la dignidad de cada trabajador y trabajadora, una provocación que no quedará impune.
La confrontación es inevitable. Los sindicatos no tienen otra opción que resistir y defender lo que con tanto esfuerzo se ha conquistado. La imposición de este techo salarial no es solo un tema económico; es una cuestión de principios, de justicia social y de la defensa de la soberanía popular frente a un gobierno que parece decidido a pisotearla. El pueblo trabajador no permitirá que el costo de su modelo de "ajuste" lo paguen siempre los mismos. La lucha por salarios dignos es hoy, más que nunca, una trinchera fundamental en la defensa de nuestros derechos.