La casta se acomoda: LLA y PRO se repartirían el poder en la Provincia en las próximas elecciones en detrimento del pueblo

Mientras la mayoría popular sufre los embates de un ajuste brutal que pulveriza salarios y jubilaciones, las cúpulas de La Libertad Avanza (LLA) y el PRO se encuentran en la fase más intrincada de sus negociaciones para el reparto de más de mil cargos en la Provincia. Un verdadero festival de la vieja política, donde lo que menos importa es el bienestar de las y los bonaerenses, y sí el acomodo de los propios en las estructuras de poder.

La casta se acomoda: LLA y PRO se repartirían el poder en la Provincia en las próximas elecciones en detrimento del pueblo

Las negociaciones, que se reanudan esta semana, revelan la verdadera cara de la "anticasta": una alianza oportunista entre fuerzas de derecha que, lejos de representar un cambio genuino, buscan consolidar su control sobre el aparato estatal para profundizar un modelo de exclusión. Los libertarios, con su soberbia habitual, pretenden encabezar todas las boletas, subestimando la capacidad de resistencia del pueblo trabajador. "Si van por afuera sacan 5 o 6 puntos", esgrimen con desdén, evidenciando que su única preocupación es el raquítico caudal electoral que podrían obtener si no se pliegan a la estructura macrista.

Un reparto de poder que consolida el ajuste y la precarización

Detrás de este reparto de cargos se esconde la verdadera agenda de esta alianza: la consolidación de un modelo que desguaza el Estado, precariza el empleo público y profundiza la desigualdad. Cada nombramiento, cada sillón disputado, significa un paso más en el desmantelamiento de las políticas sociales, la privatización de servicios esenciales y la entrega de los recursos de la provincia a los grandes grupos económicos.

La Provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, se convierte así en un botín a repartir entre dos fuerzas que comparten un mismo objetivo: el enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento de las grandes mayorías. No es casual que el propio Mauricio Macri, arquitecto del neoliberalismo y la precarización, haya alentado este acuerdo. Su bendición no es más que el aval a un proyecto que busca replicar en la provincia el modelo de ajuste y represión que ya conocemos.

La farsa de la "nueva política" al desnudo

La supuesta "nueva política" que enarbolan los libertarios se revela como una farsa. Su discurso "anticasta" no es más que una pantalla para justificar un pacto con las fuerzas más conservadoras y retrógradas del país. Lejos de combatir los privilegios, se suman a ellos, integrándose a la misma lógica de reparto de poder y beneficios que siempre criticaron.

Mientras tanto, la crisis en la Provincia se agudiza. Miles de familias luchan para llegar a fin de mes, los servicios públicos se deterioran, y la incertidumbre es la única constante. En este contexto, la preocupación de LLA y el PRO se centra en el reparto de cuotas de poder, evidenciando una desconexión total con las necesidades y urgencias del pueblo bonaerense.

Esta alianza no representa un cambio, sino una profundización de las políticas que benefician a los de siempre. La tarea de los movimientos populares y otras fuerzas nacionales es desenmascarar esta farsa y construir una alternativa que ponga en el centro las necesidades del pueblo trabajador, y no los intereses de una casta política que solo se preocupa por su propio acomodo.