¡Impunidad y Mentira de Estado! A 30 Años del Atentado en Río Tercero: Siete Vidas Segadas para Tapar el Contrabando de Armas
Prensa
¡Impunidad y Mentira de Estado! A 30 Años del Atentado en Río Tercero: Siete Vidas Segadas para Tapar el Contrabando de Armas
Se cumplen 30 años de una herida que la clase trabajadora y el pueblo de Córdoba no olvidan. El 3 de noviembre de 1995, la ciudad de Río Tercero fue devastada por la explosión intencional de la Fábrica Militar, un acto terrorista de Estado que buscó sepultar la evidencia de un crimen de lesa humanidad: el contrabando de armas a Croacia y Ecuador durante el gobierno neoliberal de Carlos Menem.
A tres décadas, y con siete víctimas fatales, más de 300 heridos y un polo productivo destrozado, la justicia completa sigue siendo una deuda de la democracia burguesa con las víctimas. La verdad se impuso, pero la impunidad política, encarnada en el expresidente, perduró hasta su muerte.
________________________________________
El Crimen para Encubrir el Contrabando
La explosión no fue un accidente. Fue una voladura planificada en tres fases dentro de la planta de la Dirección General de Fabricaciones Militares, diseñada con un objetivo macabro: borrar los rastros de las municiones y el armamento que debían estar en los depósitos, pero que habían sido enviados ilegalmente a países en conflicto.
• Siete Vidas Destruidas: El saldo trágico fue de siete personas muertas —que estaban en sus casas o trabajando— y una ciudad traumatizada por la onda expansiva, la metralla y el dolor.
• Destrucción del Polo Agroindustrial: La onda expansiva no solo arrasó casas, sino que impactó de lleno en la economía local, interrumpiendo un centro productivo clave y desmantelando puestos de trabajo. Para la visión de izquierda, este fue un ataque directo a la soberanía industrial y a la estabilidad económica de la región.
________________________________________
La Justicia Incompleta: Condenas Técnicas, Impunidad Política
La lucha incansable de los familiares y vecinos logró, finalmente, que la verdad se abriera paso. En 2014, la Justicia Federal condenó a cuatro altos funcionarios de Fabricaciones Militares por el delito de "estrago doloso agravado por la muerte de personas". Fue un reconocimiento judicial de que la explosión fue un atentado.
Sin embargo, el símbolo de la impunidad sigue siendo el máximo responsable político: Carlos Menem. A pesar de haber sido juzgado y condenado por el contrabando de armas —el delito que la explosión buscó encubrir—, y de ser procesado por la voladura de Río Tercero, Menem murió sin recibir una condena firme por este crimen de Estado.
La absolución en primera instancia en la causa de la voladura y las dilaciones posteriores permitieron que la biología garantizara la impunidad del jefe político. Este es un patrón recurrente en los crímenes de la élite: los ejecutores caen, pero los ideólogos y beneficiarios del poder quedan a salvo.
La memoria de Río Tercero es un recordatorio constante de que las políticas neoliberales y la corrupción de la cúpula estatal tienen un costo inmenso que siempre paga el pueblo, con vidas y con el futuro productivo. La lucha por la verdad y justicia completa sigue vigente.
