Pymes Asfixiadas: El Ajuste y la Banca Niegan el Aire a la Producción Nacional

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) ha lanzado una alerta que, no sorprende, pero sí indigna: el 70% de las pymes no accedió a financiamiento en los últimos seis meses. Este dato, que debería ser un llamado de atención urgente, es la cruda radiografía de un modelo económico que, lejos de dinamizar la producción y el empleo, asfixia a las pequeñas y medianas empresas, dejándolas a la deriva en un mar de incertidumbre y especulación financiera.

Pymes Asfixiadas: El Ajuste y la Banca Niegan el Aire a la Producción Nacional

El informe de CAME menciona "requisitos muy exigentes y la falta de información" como las principales trabas para que las pymes accedan al crédito. Para la izquierda, esto no es un problema de burocracia o de "falta de información"; es una política deliberada. En un contexto de altas tasas de interés, priorización de la bicicleta financiera y desregulación, la banca y el capital concentrado prefieren prestar a grandes corporaciones o, peor aún, especular con la deuda pública, en lugar de arriesgarse a financiar proyectos productivos que generan empleo y valor agregado. El dinero no escasea, simplemente se destina a otros fines, lejos de la economía real.

Las pymes, que representan el motor de la economía nacional, generadoras de millones de puestos de trabajo y arraigo en los territorios, son las grandes damnificadas de un plan económico que las mira con desdén. La "incertidumbre de la actual coyuntura económica" de la que habla CAME es el eufemismo para describir la recesión, la caída del consumo, la apertura indiscriminada de importaciones y la brutal transferencia de ingresos de los trabajadores hacia los sectores más ricos. En este escenario, la falta de financiamiento no es un obstáculo menor, es un golpe mortal.

Mientras el gobierno celebra supuestos "logros macroeconómicos", las pymes luchan por sobrevivir. Los despidos, los cierres de fábricas y comercios, y la precarización laboral son la consecuencia directa de un modelo que desindustrializa y empobrece. La falta de acceso al crédito no es un problema técnico, es una cuestión política: la decisión de no proteger ni impulsar a quienes producen y generan trabajo, en favor de la especulación financiera y los grandes grupos económicos.

Es fundamental que los trabajadores, los pequeños y medianos empresarios, y los movimientos populares nos unamos para exigir un cambio de rumbo. Necesitamos una política económica que ponga el financiamiento al servicio de la producción nacional, que garantice tasas de interés subsidiadas para las pymes, que regule el sistema financiero para que deje de ser una cueva de especulación y que impulse un mercado interno fuerte. Solo así podremos construir una economía justa y soberana, donde las pymes sean el motor de un desarrollo inclusivo y no las víctimas de un sistema que las asfixia.