La CGT al PJ: ¿Movilización o Contención en Tiempos de Ajuste?

La Confederación General del Trabajo (CGT) se prepara para un encuentro clave el próximo martes con el Partido Justicialista (PJ), en un escenario político y social cada vez más tenso. Lo que a primera vista podría parecer una señal de unidad y fortaleza sindical, se revela como una estrategia compleja, donde la promesa de movilización masiva se condiciona a la “escarnio” de Cristina Fernández de Kirchner (CFK), mientras el ajuste económico golpea brutalmente los bolsillos de la clase trabajadora.

La CGT al PJ: ¿Movilización o Contención en Tiempos de Ajuste?
Credito Imagen: Clarin

La central obrera, que días atrás descartó un paro general, ahora coquetea con la idea de una “movilización masiva” si la situación legal de CFK, particularmente en relación a una eventual detención y el otorgamiento de prisión domiciliaria, adquiere tintes de “escarnio”. Esta postura genera interrogantes fundamentales: ¿dónde queda la lucha por los derechos laborales y las condiciones de vida de millones de trabajadores ante la judicialización de la política? ¿Es la defensa de una figura política la prioridad de una central que debería ser la voz de los explotados?

Desde los sectores más combativos del movimiento obrero y las organizaciones populares, esta postura de la CGT se percibe con una mezcla de cautela y crítica. Se señala que, mientras la dirigencia sindical evalúa los términos de una posible detención de CFK, el gobierno avanza con un plan de ajuste brutal que impacta directamente en salarios, jubilaciones y puestos de trabajo. La inflación descontrolada, los despidos en el sector público y privado, y la precarización laboral son realidades que exigen una respuesta contundente y unificada, mucho antes de que la situación de una exmandataria se convierta en el motor de una movilización.

La historia reciente nos enseña que las cúpulas sindicales, en no pocas ocasiones, han tendido a la cooptación y a la subordinación de las demandas de clase a los intereses políticos partidarios. En este contexto, la CGT parece oscilar entre la presión hacia el gobierno y la contención de la protesta social, priorizando una agenda que, para muchos, desvía el foco de los verdaderos problemas que aquejan a la clase trabajadora.

El martes, la cúpula de la CGT se sentará a la mesa con el PJ. Será una reunión que, más allá de los comunicados oficiales, revelará las verdaderas prioridades de una dirigencia que, para ser consecuente con su rol histórico, debería estar en la calle defendiendo a cada trabajador y trabajadora, sin condicionamientos ni cálculos políticos. La pregunta que flota en el aire es si la CGT se atreverá a ser la herramienta de lucha que la clase obrera necesita o si, una vez más, la movilización será una carta a jugar en el ajedrez político, lejos de las urgencias de los que menos tienen.