El peronismo cordobés se resquebraja: De la Sota acusa a Llaryora de funcional al ajuste de Milei

La interna del peronismo cordobés estalló con fuerza esta semana, dejando al descubierto fisuras profundas y señalamientos cruzados que resuenan con el descontento popular. En el ojo de la tormenta, la figura de Martín Llaryora, gobernador de la provincia, y su bancada legislativa, acusados por la exdiputada Natalia de la Sota de haber sido funcionales a los intereses del gobierno de Javier Milei al voltear la sesión que buscaba aumentar las jubilaciones provinciales.

El peronismo cordobés se resquebraja: De la Sota acusa a Llaryora de funcional al ajuste de Milei
Credito Imagen: TELAM

La ausencia de los legisladores que responden a Llaryora fue la clave para que el proyecto que proponía una recomposición de los haberes jubilatorios, largamente reclamada por los pasivos cordobeses, no prosperara. Para De la Sota, este accionar no es un mero "error político", sino una decisión calculada que alinea al oficialismo provincial con la política de ajuste del gobierno nacional, perjudicando directamente a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad.

"Los parlamentarios que responden al gobernador deben explicar por qué fueron funcionales a Milei", sentenció la exdiputada, marcando una grieta que va más allá de las diferencias internas y se instala en el terreno de las definiciones políticas. La acusación de "funcionalidad" no es menor: implica que, a pesar de las supuestas diferencias discursivas, el peronismo cordobés estaría actuando en sintonía con la agenda de ajuste libertaria, que descarga el peso de la crisis sobre los trabajadores y jubilados mientras beneficia a los grandes grupos económicos.

Este episodio no sorprende. El peronismo, en sus diversas vertientes, ha mostrado históricamente una oscilación entre discursos de defensa de los sectores populares y prácticas que terminan legitimando o acompañando políticas de ajuste. La situación de las jubilaciones en Córdoba es un claro ejemplo de cómo la lógica de la "armonización" con el sistema previsional nacional termina por precarizar la vida de quienes dedicaron toda su vida al trabajo.

La postura de Llaryora, al priorizar la "disciplina fiscal" y la sintonía con el gobierno central por encima de la demanda social, revela una vez más la orientación de clase de ciertas facciones del peronismo. Mientras tanto, la voz de Natalia de la Sota, al denunciar esta complicidad, se erige como un recordatorio de que existen sectores dentro del propio movimiento que no están dispuestos a convalidar el vaciamiento de las conquistas sociales.

La grieta en el peronismo cordobés es un reflejo de las tensiones que atraviesan a todo el arco político nacional. En un contexto de creciente malestar social y ajuste feroz, la pregunta es si estas diferencias internas se profundizarán, llevando a una reconfiguración de las fuerzas políticas, o si, como ha ocurrido tantas veces, terminarán por diluirse en aras de una "unidad" que solo sirve para mantener el statu quo. Los jubilados cordobeses, mientras tanto, siguen esperando respuestas concretas a sus legítimos reclamos.