Dólares del colchón: Milei, entre el recuerdo de Macri y la urgencia electoral

El fantasma de 2019, con la estampida del dólar y el derrumbe macrista, parece sobrevolar el Palacio de Hacienda. El gobierno de Javier Milei, a contrarreloj y con la vista puesta en las próximas elecciones, ha desatado una serie de medidas económicas que buscan desesperadamente inyectar liquidez y confianza, especialmente en esos "dólares del colchón" que la ciudadanía atesora fuera del sistema bancario. La intención es clara: evitar que la economía llegue al día de la votación con el mismo combo explosivo que detonó la reelección de Mauricio Macri.

Dólares del colchón: Milei, entre el recuerdo de Macri y la urgencia electoral

La preocupación no es infundada. A pesar de los discursos de "ordenamiento macroeconómico", la actividad económica muestra signos de fatiga. Si bien el Ejecutivo insiste en una recuperación, lo cierto es que muchos sectores sienten el impacto de la inflación y la caída del consumo. Es en este contexto que las recientes decisiones oficiales, que apuntan a una nueva política cambiaria, intentan ponerle "nafta" a una maquinaria que, aunque aún se mueve, lo hace con menor brío.

Estas maniobras del gobierno libertario revelan la contradicción inherente a su modelo. Por un lado, se proclama la libertad de mercados y la desregulación, pero por otro, se ven obligados a intervenir con urgencia para contener una crisis que amenaza con desbordarse. La búsqueda de esos dólares atesorados no es más que la admisión de una debilidad estructural: la falta de confianza en el peso y en el propio sistema financiero.

Las medidas, que incluyen incentivos para la repatriación de capitales y la flexibilización de ciertas restricciones cambiarias, son un intento desesperado por captar divisa fresca sin recurrir a endeudamiento externo masivo, al menos por ahora. Sin embargo, ¿a qué costo? La apuesta es que estos "dólares del colchón" se vuelquen al consumo o la inversión, reanimando la economía. Pero la experiencia histórica demuestra que, sin una redistribución de la riqueza y un fortalecimiento del mercado interno, estas inyecciones de liquidez suelen beneficiar a los mismos de siempre, sin generar un impacto real en la vida de las mayorías.

En definitiva, Milei se debate entre su ideología purista y la cruda realidad electoral. El objetivo de llegar a los comicios con una economía "ordenada" lo empuja a tomar decisiones pragmáticas que, desde nuestra óptica, no hacen más que profundizar la dependencia del capital concentrado y la precarización de la vida de los trabajadores. La pregunta que surge es si estos parches alcanzarán para disimular la crisis estructural o si, como en 2019, la verdad de los "dólares del colchón" terminará por imponerse.