El Ajuste Brutal de Milei Desgarra a la Clase Media Argentina: Tres Rostros de un Deterioro Sin Precedentes
La motosierra de Javier Milei no solo ha cercenado el Estado y la inversión pública; su filo más agudo se clava hoy en el corazón de la otrora robusta clase media argentina, un sector que, entre el recorte y la resignación, se ve forzado a reconfigurar sus canastas de consumo, asfixiado por el aumento desmedido de servicios y una erosión implacable de su poder de compra.

Lejos de la promesa de "libertad", el modelo libertario está empujando a miles de familias hacia una precariedad alarmante, desdibujando un emblema histórico de movilidad social y bienestar.
Tres datos contundentes, que resuenan en cada mesa familiar y en cada comercio de barrio, revelan la cruda realidad de este deterioro:
1. Servicios Públicos: La Asfixia Cotidiana. La desregulación y eliminación de subsidios han desatado una verdadera tormenta tarifaria. En lo que va del gobierno de Milei, los servicios públicos esenciales —electricidad, gas, agua y transporte— han experimentado aumentos que, en algunos casos, superan el 500%. Este brutal incremento no solo impacta directamente en el presupuesto familiar, sino que ha desplazado gastos vitales, obligando a priorizar entre la luz, el gas o la comida. Lo que antes era un costo previsible, hoy es una espada de Damocles que pende sobre los hogares, redefiniendo la noción de "canasta básica" y forzando a decisiones impensables para quienes antes se consideraban parte de un estrato medio consolidado.
2. Salarios Deteriorados: Una Carrera Perdida Contra la Inflación. Mientras las tarifas escalan, los ingresos de la clase media se estancan o caen en términos reales. La desindexación de los salarios y la debilidad de las negociaciones paritarias, en un contexto de altísima inflación, han pulverizado el poder adquisitivo. Estudios recientes demuestran que el salario promedio ha perdido una parte significativa de su valor real, marcando el peor desplome en más de dos décadas. Este desequilibrio entre ingresos y costos de vida obliga a una "canasta de subsistencia" donde los bienes esenciales, la vestimenta, el ocio y la cultura se vuelven lujos inalcanzables. La resignación se palpa en los supermercados, donde la priorización del precio sobre la calidad se ha vuelto la norma, y en los cierres de comercios que no pueden sostener la caída de la demanda.
3. El Fin del "Sueño de Clase Media": De la Aspiración al Temor. Más allá de los números fríos, el ajuste de Milei ha generado un profundo quiebre en la identidad y las expectativas de la clase media argentina. Lo que antes eran aspiraciones legítimas —la casa propia, el auto, las vacaciones, la educación privada o una prepaga de calidad— hoy se desvanecen en la bruma de la incertidumbre económica. Un reciente informe de consultoras especializadas revela que un alto porcentaje de la clase media teme caer en la pobreza, y muchos ya no creen que su situación mejorará. La "supervivencia individual" se impone sobre los valores colectivos, la solidaridad y el rol del Estado como garante de derechos, dejando a este sector históricamente pujante en un estado de vulnerabilidad y desorientación.
El gobierno celebra una supuesta desaceleración de la inflación, pero la realidad en la calle, en los hogares de la clase media, es otra. El "ajuste" prometido por Milei ha recaído, con un peso abrumador, sobre los hombros de quienes antes eran el motor productivo y social del país. La promesa de una Argentina "libre" se traduce, para miles, en la libertad de elegir entre pagar los servicios o comer, entre la salud y la educación, entre la dignidad y la supervivencia. La erosión de la clase media no es solo un dato económico; es la fractura de la columna vertebral de una sociedad que, históricamente, supo construirse sobre la base de la movilidad social y el bienestar para todos.