El Agónico Derrumbe de SanCor: Un Símbolo de la Destrucción Láctea y el Olvido Cooperativo

La otrora gigante láctea SanCor se aferra a un hilo. Una nueva prórroga judicial para la verificación de deudas de sus acreedores prolonga su agonía, mientras la cooperativa, que alguna vez fue orgullo nacional y estandarte del cooperativismo, se desangra lentamente.

El Agónico Derrumbe de SanCor: Un Símbolo de la Destrucción Láctea y el Olvido Cooperativo

Con una producción que roza lo testimonial y la mitad de su fuerza laboral en un limbo, el caso SanCor es un crudo reflejo de las políticas de desmantelamiento productivo y el abandono del sector cooperativo por parte de los sucesivos gobiernos, particularmente bajo la embestida neoliberal.

De Gigante Lácteo a Fantasma Industrial

SanCor, que en su momento fue la principal usina lechera del país y un motor de desarrollo regional, hoy apenas procesa unos 50.000 litros de leche diarios. Una cifra irrisoria si se compara con los picos de producción que la llevaron a ser líder en el mercado. Esta mínima actividad contrasta brutalmente con la capacidad instalada de sus plantas y la historia de una cooperativa que marcó el pulso de la economía tambera argentina durante décadas.

El achicamiento productivo ha venido de la mano de un brutal ajuste en su plantilla. La empresa opera con la mitad de los empleados que llegó a tener, dejando a cientos de familias sin sustento en un sector que históricamente fue fuente de trabajo genuino en el interior del país. Detrás de cada número hay historias de vida, de trabajadores que dedicaron años a SanCor y que hoy ven su futuro incierto, víctimas de una crisis que excede largamente las puertas de la fábrica.

La Lógica del Ahogo Financiero y el Desinterés Estatal

La prórroga otorgada por los tribunales para que los acreedores puedan presentar sus reclamos es un respiro efímero. No ataca las causas de fondo del derrumbe: un endeudamiento crónico, la falta de inversión, la competencia desleal de grandes grupos concentrados y, sobre todo, la ausencia de una política de Estado que proteja y promueva el sector cooperativo.

El caso SanCor no es un fracaso aislado de una empresa. Es el resultado de un modelo económico que prioriza la rentabilidad financiera por encima de la producción, el empleo y el arraigo territorial. Las cooperativas, por su naturaleza solidaria y su rol social, suelen ser vistas como un estorbo por las lógicas capitalistas más salvajes. Se las ahoga financieramente, se les retira el apoyo estatal y se las empuja al precipicio, para luego justificar su "ineficiencia" y allanar el camino a la concentración en pocas manos.

El desinterés estatal ha sido una constante. Más allá de paliativos temporales o promesas incumplidas, no ha habido una voluntad política real para rescatar a SanCor como un proyecto productivo y social. Por el contrario, se ha permitido su desguace, lo que implica no solo la pérdida de una marca icónica, sino también la desaparición de un modelo de producción y distribución que ponía al tambero y al trabajador en el centro.

¿Quiénes se Benefician del Ocaso de SanCor?

Mientras SanCor languidece, otros actores del mercado lácteo, muchos de ellos grandes grupos económicos, observan atentamente. El vaciamiento de la cooperativa allana el camino para la concentración de la producción láctea, eliminando a un competidor histórico y permitiendo que se impongan precios y condiciones que benefician a los monopolios.

El destino de SanCor es un llamado de atención urgente sobre la necesidad de replantear el modelo productivo argentino. ¿Seguiremos permitiendo que empresas con arraigo popular y capacidad de generar empleo genuino se desmantelen por inacción política y voracidad financiera? La lucha por SanCor no es solo la lucha por una empresa; es la lucha por un modelo de país que valore el trabajo, la producción y la solidaridad por encima de la especulación y la concentración de la riqueza.