¡Vendidos! El Fiasco de la Doctrina Mileísta
Sumisión a Washington y la Patada a los Intereses Nacionales
¡Vendidos! El Fiasco de la Doctrina Mileísta: Sumisión a Washington y la Patada a los Intereses Nacionales
El gobierno de Javier Milei ha convertido la política exterior argentina en una tragicomedia de la dependencia, donde el alineamiento ideológico con un bloque imperialista en declive amenaza el futuro económico y la autonomía nacional. La apuesta personal y riesgosa por un "salvataje" de la órbita de Donald Trump y su emisario financiero, Scott Bessent, está condicionando la política interna del país al precio de la sumisión estratégica, ignorando con soberbia el avance inexorable de China, el verdadero motor del comercio global.
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El Rescate Condicionado: Soberanía por Migajas Arancelarias
La reciente confirmación por parte del propio Milei de que el supuesto "apoyo incondicional" de Estados Unidos trae aparejadas "ventajas comerciales" a cambio de una lealtad total, expone la entrega de soberanía. La promesa de rebajas arancelarias en acero, aluminio y alimentos —productos que el propio Trump castigó con aranceles elevados en el pasado— no es más que una limosna disfrazada de "acuerdo estratégico".
Detrás de la retórica de la "libertad", el pacto con Washington implica una subordinación geopolítica de fondo. No se trata solo de la ideología; se trata de que el Gobierno nacional hipoteca la capacidad de la Argentina para tomar decisiones autónomas en el escenario mundial. Este alineamiento irreflexivo no surge de un cálculo racional de los intereses nacionales, sino de la desesperada búsqueda de respaldo político y financiero en un momento de fuerte inestabilidad económica interna.
La ayuda financiera, además, está destinada, según el propio presidente, a pagar vencimientos de deuda, reforzando el círculo vicioso de la dependencia externa. El país cambia su posición en el mundo para seguir pagando los platos rotos del endeudamiento, mientras se le exige una serie de reformas estructurales y la ruptura de lazos comerciales estratégicos, lo que representa un despojo de la autonomía nacional.
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China: La Realidad que Milei Intenta Ocultar con Ideología
Mientras el Gobierno nacional se autoengaña con la promesa de la "América primero", la Realidad Económica avanza por otro carril: China ha demostrado ser el principal, o al menos el segundo, socio comercial de Argentina y de gran parte de América Latina.
El gigante asiático no solo es el destino clave para las exportaciones argentinas (especialmente soja y carne), sino que es un proveedor esencial de tecnología e insumos industriales. Intentar un "distanciamiento" con China, como pretenden los sectores más duros del alineamiento con Trump, sería un disparate económico con consecuencias catastróficas para la balanza comercial y la producción nacional.
Peor aún, China es una pieza fundamental para la estabilidad macroeconómica argentina a través del Swap de Monedas (intercambio de divisas), un mecanismo que hoy representa un salvavidas para las escuálidas reservas del Banco Central. Intentar "sacar" a China de la Argentina, como han expresado algunos funcionarios estadounidenses, es un acto de autolesión económica que pondría en jaque la capacidad de pago del país.
El pragmatismo chino, que prioriza la cooperación económica sin imponer condiciones políticas injerencistas como sí lo hace la órbita estadounidense, es lo que permite que el comercio continúe fluyendo. La política exterior de Milei, al poner las preferencias ideológicas personales por encima de los intereses comerciales y estratégicos del pueblo, limita el potencial de desarrollo y ata el futuro argentino a un bloque geopolítico que muestra signos de erosión en su poder global. El "fiasco mileísta" es la incapacidad de ver que la verdadera vía hacia la soberanía es la diversificación de las relaciones internacionales, y no la subordinación ciega a un solo amo imperial.

