Crisis e Intrigas en el Nido Justicialista: La Ola "Libertaria" Sacude la Interna Peronista en PBA
Crisis e Intrigas en el Nido Justicialista: La Ola "Libertaria" Sacude la Interna Peronista en PBA
Por un o una corresponsal militante
El cimbronazo en la Provincia de Buenos Aires (PBA) tras la elección de octubre –donde, contra todo pronóstico oficialista, La Libertad Avanza (LLA) logró desplazar al peronismo a un escenario de ajustada competencia–, ha abierto una caja de Pandora en la interna de Unión por la Patria (UxP). Lo que se suponía un bastión inexpugnable se ha convertido en el epicentro de una crisis política inmediata, con el kirchnerismo más duro y el kicillofismo midiendo fuerzas y responsabilidades.
La sorpresa no fue la victoria de Axel Kicillof en la gobernación –un triunfo que, si bien se dio, fue menos contundente de lo que la "épica" peronista deseaba– sino la escalada de la ultraderecha. El paso al frente de LLA en el consolidado general bonaerense, después de las Primarias de septiembre, encendió todas las alarmas.
Inmediatamente, desde las filas más cercanas a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y al kirchnerismo histórico, se desempolvó la vieja advertencia: la posición en contra del desdoblamiento electoral. El argumento es contundente y busca señalar a los estrategas de la cúpula: si la elección provincial se hubiera separado de la nacional, el arrastre de una boleta presidencial débil (en ese momento) no habría contaminado la elección bonaerense, permitiendo que el peronismo consolidara una victoria más holgada, sin el fantasma de Milei pisándole los talones.
"La falta de autonomía provincial nos ató a un esquema nacional que no supo capitalizar el descontento de las masas. Quienes impulsaron esta unificación tienen hoy que dar explicaciones", resuena en los corrillos de La Cámpora y de los sectores que siempre vieron con recelo las negociaciones con las terminales más "dialoguistas" del peronismo. La tesis es clara: la debilidad de la estrategia nacional expuso al aparato provincial a una fuga de votos hacia un discurso de protesta que, aunque reaccionario, canalizó la bronca popular.
El Kicillofismo: ¿Victoria Agria o Resistencia Heroica?
En el otro extremo, el kicillofismo intenta minimizar el impacto catastrófico. Para el círculo íntimo del Gobernador, el resultado, aun siendo ajustado en el marco de la presidencial, no es "tan trágico". Kicillof logró su reelección, que era el objetivo primario, y se sostiene como la figura de mayor peso territorial del peronismo post-elecciones.
Su narrativa se enfoca en la "resistencia" del aparato bonaerense y en la personalización de la victoria: el "modelo" de gestión provincial, centrado en la obra pública y la defensa del empleo estatal, habría servido de "coraza" contra el avance "anarco-capitalista" de LLA. Sin embargo, esta autoevaluación obvia un dato crucial: la provincia más poblada y clave del país mostró una fisura peligrosa en el voto popular que podría replicarse en futuros enfrentamientos.
El peligro para el kirchnerismo no es solo electoral. La crisis de resultados acelera la disputa por la conducción del movimiento. El peronismo, siempre pragmático, tiende a rendir cuentas ante el fracaso, y la derrota nacional sumada al susto en PBA, ponen en jaque a la dirigencia que avaló la estrategia actual.
¿Hacia dónde va la marea?
La consecuencia inmediata de este escenario de crisis es el reposicionamiento interno. CFK, con su crítica al desdoblamiento, se erige nuevamente como la voz de la "verdadera" estrategia no escuchada, buscando reagrupar a la militancia de base en torno a su visión. Por su parte, Kicillof, como único gobernador reelecto con peso específico, tendrá que demostrar que su "no tragedia" en PBA es sostenible sin el apoyo incondicional de los intendentes, muchos de los cuales sienten que la estrategia central los dejó vulnerables.
La interna peronista, históricamente marcada por la tensión entre la ortodoxia partidaria y el liderazgo carismático, entra en una fase de ebullición. Mientras la derecha se consolida como una fuerza capaz de disputar hasta los territorios más sensibles, la izquierda peronista debe decidir si la autocrítica se queda en el reparto de culpas por el fracaso de una "mala táctica" electoral, o si se profundiza en las causas estructurales que hicieron que la base obrera y popular, históricamente peronista, se sintiera atraída por la sirena de la motosierra y el discurso antisistema. La tarea urgente es clara: un análisis de clase serio o el camino a la irrelevancia.

