El Espejo Roto del Campo Popular: ¿Hasta Cuándo las Facturas Internas?
El Espejo Roto del Campo Popular: ¿Hasta Cuándo las Facturas Internas?
La victoria de los "hermanos" libertarios, en su versión recargada y más autoritaria, no ha hecho más que agudizar el dilema existencial de lo que alguna vez se conoció como el campo nacional y popular. El análisis es casi unánime y demoledor: el triunfo se gestó más por la indigencia propositiva de la oposición que por las supuestas "virtudes" del modelo vigente, un modelo que solo ha servido para profundizar la miseria y la dependencia.
La pregunta que resuena, y que debería ser el punto de partida para una autocrítica implacable, es: ¿Hay en este "rejuntado" opositor la vocación para asumir esta derrota como propia y actuar en consecuencia, o seguiremos en el pantano de la autocomplacencia y el pase de facturas?
________________________________________
El Régimen Libertario se Fortalece: Silencios Cómodos y Negocios Bajo la Suela
Mientras la oposición se desgarra, el gobierno de los Milei procede a consolidar su asalto al Estado. La movida de ajedrez con la salida de Francos y la entronización "formal" de La Hermanísima a través del obsecuente Adorni no es un simple sainete de chismes de palacio, sino la profundización de un núcleo de poder sin contrapesos.
Con los gobernadores supuestamente "bajo la suela" y la expectativa de un Congreso adicto, los libertarios arremeterán con las reformas estructurales que pretenden dinamitar los últimos vestigios de soberanía y derechos sociales. Es el momento del "shock" neoliberal sin anestesia, y la oposición efectiva brilla por su ausencia.
La tensión artificial con el macrismo, evidenciada en el "atragantamiento" de Olivos, es absolutamente secundaria y funcional al relato. Sería una ingenuidad imperdonable esperar que el PRO, un partido que comparte la esencia de clase del modelo privatizador, ponga trabas reales al horizonte de expoliación del Gobierno. En el fondo, más allá de los chascarrillos por cuestiones de negocios, el gran capital se abraza para avanzar sobre el trabajo y los recursos nacionales.
________________________________________
La Parálisis Propositiva: Del Onanismo Interno a la Búsqueda de una Nueva Subjetividad
Es hora de abandonar la eterna y bizantina polémica de diferenciar entre peronismos, kirchnerismos y el arco progresista. Hablamos de "el espacio", y si no se entiende la urgencia de deponer el "onanismo interminable" de las internas, la derrota será catastrófica y final.
La persistencia en señalar culpables —particularmente la burda y anunciada "factura" contra Axel Kicillof— es una clara muestra de profundas deficiencias analíticas y una miopía egoísta.
• Deficiencia Numérica: Pretender cargar la derrota a un desdoblamiento electoral o a una supuesta "falta de movilización" de intendentes es ignorar la realidad de la oleada antiperonista/anti-K que se reagrupó. La clave no estuvo en la logística bonaerense, sino en el terror efectivo vendido por el oficialismo sobre el caos económico que sucedería a una victoria opositora, y la ausencia de una opción alentadora y creíble por parte del campo popular.
• Deficiencia Estratégica: ¿Desde qué criterio se pretende que una elección unificada habría modificado una "oleada anti"? Y, lo que es peor: ¿Se le puede cargar a un solo dirigente la responsabilidad por las derrotas abultadas en media docena de provincias?
El egoísmo bonaerense debe cesar. La forma de aportar a un rearmado programático, de dirección y comunicacional no puede ser la de subrayar quién tuvo la culpa de la derrota. La unidad es la única herramienta de supervivencia política para enfrentar el embate neoliberal.
Este cuadro de situación revela una parálisis propositiva dramática. El "campo nacional y popular" se ha quedado sin horizonte. La categoría de "nacional" está en crisis ante el avance de discursos de alineamiento sumiso a la potencia hegemónica (triunfo de Trump), y la categoría de "popular" debe interpelarnos a fondo.
No podemos seguir creyendo que a Milei lo votó un puñado de "marcianos oligárquicos". El hartazgo, la desilusión y la falta de un horizonte emancipador claro en nuestra propia fuerza fueron los verdaderos combustibles de la ultraderecha.
Es hora de dejar de mirarse el ombligo, detener la sangría de las facturas internas y construir, desde la base y con audacia, una nueva subjetividad política propia, una que vuelva a conectar con la vida material y las esperanzas de los millones que hoy se sienten huérfanos y desprotegidos ante el avance del capital. La tarea es programática y cultural antes que electoral.

