¡Alerta Federal! Llaryora Pone Freno a la "Motosierra" Laboral de Milei: "Los Derechos no se Negocian"

¡Alerta Federal! Llaryora Pone Freno a la "Motosierra" Laboral de Milei: "Los Derechos no se Negocian"
Llaryora Pone Freno a la "Motosierra" Laboral de Milei

¡Alerta Federal! Llaryora Pone Freno a la "Motosierra" Laboral de Milei: "Los Derechos no se Negocian"

El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, ha levantado una bandera de advertencia frente a los ambiciosos planes de reforma laboral impulsados por la administración de Javier Milei, marcando un límite innegociable para las fuerzas progresistas: "No se puede retroceder en derechos". En un contexto de ajuste feroz y desregulación a ultranza, la voz del mandatario cordobés resuena como un llamado a la cautela y a la defensa de los logros históricos de la clase trabajadora.

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Defensa del Convenio Colectivo

Llaryora, si bien valoró la reciente convocatoria presidencial a los gobernadores, no dudó en señalar las fallas de origen en la estrategia del Gobierno Nacional. El eje de su crítica se centra en la exigencia de una convocatoria "a todas las instituciones, a la producción y a la industria". Esta demanda, con clara impronta de izquierda, busca evitar que las reformas se cocinen a espaldas de los principales actores sociales y productivos, poniendo en riesgo el andamiaje del sistema de convenios colectivos.

El peligro inminente es que, bajo la excusa de la "flexibilización", se abra la puerta a pactos empresariales a la baja, erosionando los pisos salariales y normativos que protegen a millones de familias trabajadoras. Para el progresismo, la defensa del convenio colectivo es la defensa de la justicia social.

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La Farsa de la "Espera Electoral" y la Deuda Social

El gobernador cordobés fue particularmente incisivo al cuestionar la parálisis en la transferencia de recursos federales, una herramienta clave para garantizar el funcionamiento de los servicios públicos en las provincias. Llaryora cargó las tintas contra el centralismo del Gobierno, asegurando que la reactivación de transferencias vitales no debía esperar a una instancia electoral o a la negociación política.

La crítica apunta al corazón de la gestión libertaria: la obsesión por el ajuste fiscal que detiene el flujo de fondos hacia las provincias, mientras se ignora la creciente deuda social. La posibilidad de haber reactivado estas transferencias sin "esperar una elección para hacer esas cosas", desvela una política de asfixia financiera a los territorios, utilizada como palanca de presión para imponer la agenda de reformas regresivas.

La postura de Llaryora, aunque proviene de un sector no puramente de izquierda, se alinea con la defensa de un modelo productivo y federal que prioriza el trabajo digno y el bienestar popular por sobre la ciega obediencia a los dogmas del mercado. Es un límite claro a la motosierra: los derechos de los y las trabajadoras son intocables.