Festejo amargo: Superávit de abril cimenta ajuste brutal en el tejido social

En un clima de creciente malestar social, el gobierno nacional celebra con bombo y platillo el superávit fiscal de abril, un logro que se sostiene sobre el doloroso recorte de programas sociales esenciales y el asfixiante aumento de tarifas de servicios públicos. Mientras la administración libertaria ondea la bandera de la "austeridad", organizaciones sociales y referentes de la oposición denuncian una política económica que profundiza la desigualdad y condena a los sectores más vulnerables a una situación de extrema fragilidad.

Festejo amargo: Superávit de abril cimenta ajuste brutal en el tejido social
Crecito Imagen: Diagonales.com

El tan anunciado superávit, presentado como un hito en la "reconstrucción" del país, esconde una realidad mucho más sombría. Los números positivos se explican, en gran medida, por la drástica reducción de fondos destinados a áreas críticas como salud, educación y asistencia alimentaria. Familias enteras ven cómo el Estado se retira de su rol protector, dejando a merced del mercado necesidades básicas que deberían ser garantizadas como derechos inalienables.

"Este superávit se celebra sobre el hambre de nuestro pueblo", declaró Marta Rodríguez, referente de un comedor comunitario de la capital cordobesa. "Vemos cómo cada día llegan más familias desesperadas, sin poder cubrir sus necesidades básicas, mientras el gobierno se jacta de un ajuste que solo beneficia a los grandes grupos económicos".

El impacto del tarifazo en los servicios públicos es otro factor clave en este superávit artificial. El aumento desmedido en las facturas de luz, gas y agua golpea directamente el bolsillo de los trabajadores y las pequeñas empresas, erosionando aún más su poder adquisitivo y generando un clima de incertidumbre económica generalizada.

Pero la preocupación no termina aquí. La propia política económica implementada por el gobierno, caracterizada por la apertura indiscriminada de importaciones y la caída del consumo interno, anticipa una preocupante disminución de los ingresos fiscales en los próximos meses. Este escenario hace prever que el ajuste, lejos de ser una medida puntual, se profundizará con fuerza en lo que resta del año, intensificando el sufrimiento de la mayoría de la población.

"Están secando la gallina de los huevos de oro", advirtió el economista Juan Pérez, miembro de un centro de estudios de la Universidad Nacional de Córdoba. "La recesión inducida por sus propias medidas va a generar una caída estrepitosa de la recaudación. Para mantener este espejismo de superávit, no les quedará otra opción que profundizar aún más los recortes, desmantelando el Estado y dejando a millones de argentinos en una situación límite".

La celebración oficial del superávit resuena como una burla para quienes padecen las consecuencias directas de un ajuste que prioriza los números por sobre las personas. La pregunta que resuena en las calles es clara: ¿a qué costo se está logrando esta "estabilidad"? Y, sobre todo, ¿quiénes pagarán la factura de un modelo económico que parece construido sobre la exclusión y el sufrimiento de la mayoría? El futuro cercano se presenta sombrío, con la amenaza de un ajuste aún más despiadado que podría tener consecuencias sociales devastadoras.