Washington Agita el Caribe: El Portaaviones USS Gerald R. Ford, ¿Narcotráfico o Presión a Venezuela?
Prensa
Washington Agita el Caribe: El Portaaviones USS Gerald R. Ford, ¿Narcotráfico o Presión a Venezuela?
En un movimiento de alto voltaje que tensa aún más la cuerda en la región, Estados Unidos ha desplegado su portaaviones más grande y moderno, el USS Gerald R. Ford, en aguas del Caribe. Si bien el Pentágono justifica esta gigantesca operación militar bajo la bandera de la lucha contra el narcotráfico en el área del Comando Sur, la presencia del colosal buque de guerra se lee, desde la izquierda regional, como un mensaje de abierta amenaza e injerencia directa contra el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
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geopolítica: El Velo del Narcotráfico
La directiva presidencial que ordena la maniobra apunta formalmente a "reforzar las operaciones contra el narcotráfico" y a "desmantelar organizaciones criminales transnacionales". Sin embargo, es necesario analizar el contexto geopolítico y la realpolitik que subyace a este despliegue:
1. Objetivo No Declarado: Presión a Caracas: El envío del portaaviones, con su poder de fuego sin parangón, es un gesto de intimidación militar explícita dirigido a Venezuela. En medio de las persistentes sanciones económicas y la retórica de "cambio de régimen" impulsada por Washington, el desplazamiento del Gerald R. Ford es una muestra de fuerza que busca desestabilizar y aumentar la presión sobre el gobierno bolivariano, en lugar de ser una simple operación policial.
2. Doble Moral Imperialista: Mientras se movilizan recursos militares multimillonarios con la excusa del narcotráfico, las verdaderas causas de la violencia y la inestabilidad en la región, como la desigualdad económica y el intervencionismo histórico de EE. UU., quedan convenientemente ignoradas. El narcotráfico se convierte así en la coartada perfecta para justificar la presencia militar y la injerencia en el patio trasero.
3. Militarización del Caribe: Este despliegue representa un nuevo paso en la militarización del Caribe, una zona que debería ser de paz y cooperación. Al concentrar tal poder naval, Washington desdibuja las líneas entre la seguridad interna de la región y la proyección de poder global, subordinando la soberanía de los países vecinos a sus intereses estratégicos.
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